Pronto descubrí que, para poder florecer en cada temporada, hay que remover la tierra que nos alimenta, necesito liberar espacio para que las nuevas raíces puedan desarrollarse fuertes, podar las ramas que ya cumplieron su ciclo y eliminar las hojas secas.
Llegará pronto la lluvia que caerá y dará vida, me nutrirá y dejare que fluya para que llene mi espíritu. Luego cada día el sol iluminará y dará me entregará su energía y su luz para alimentar el alma. Así, comenzaré a florecer, volveré a iniciar tantas veces como sea necesario, para crecer fuerte y renovada, donde se que todo es posible, porque tengo ese poder mientras sea yo la que decida.
Amemos las pequeñas cosas que la vida nos ofrece, porque es justo ahí́, donde la magia y los caminos empiezan a escribirse.